
Me da la sensación que estamos en una época muy similar a las épocas anteriores, es decir a nuestra historia, esa serie de eventos que nos cuentan los mayores cuando somos chicos y las que leemos cuando somos grandes. Tantas veces en actos, ceremonias, protocolos, conferencias, congresos, y todo tipo de reunión en donde se recuerda mucho, siento una especie de comezón en las entrañas que me dice que todo es igual a lo que se vivió en 1680, 1776, 1810, años en los que también se realizaban actos similares. Digo que siento que todo es igual, porque cada vez que me toca estar parado para cantar el himno -y ahora “Misionerita también- retumban en mi cabezota las palabras de muchos de los presentes, que a la misma vez que aplauden y sonríen, están pensando cosas totalmente diferentes. Si hay algún homenajeado, puede estar seguro que entre sus conocidos y los no tan conocidos, muchos dirán “nadie sabe en realidad quién es este”, o “está todo arreglado”, o “chupándole la media a los de arriba, cualquiera recibe honores”. Si, sí, ya sé, eso no es culpa de la historia ni de los historiadores y que siempre hubo gente envidiosa y malpensada. El tema es que hoy también tenemos gente mal pensada, como Felipe Pigna y Jorge Lanata, entre otros, que “de casualidad” revisando “la sacra historia de nuestro país” además del Boletín Oficial del Gobierno, se dieron cuenta que Domingo Sarmiento no era tan buenito como decía la maestra y los libros aseguraban, y que Cornelio Saavedra era un comerciante-político tan aprovechador y corrupto que compraba voluntades y varias veces le hizo la camita a Mariano Moreno, ese pibe secretarito de quien prácticamente nadie habla en la escuela y en los libros de los grandes sólo le dedican un recuadrito, y quien tampoco fue un santito, y que cuando podía “vacunaba” a los que no pensaban como él, o le mandaba a su amigo Juan José Castelli (¿algún nene de hoy sabe quién fue Castelli?), para que liquidara a los que no amaban la libertad como ellos. Además, estos malpensados y envidiosos Pigna y Lanata, y otros que no tienen nada qué hacer y revuelven detalles de nuestra historia socio-política, también descubrieron que el gran presidente y “primero en registrar la historia oficial argentina”, Bartolomé Mitre, hizo pisar el palito a más de un colega suyo de los países vecinos y especialmente al Mariscal Francisco Solano López de Paraguay, quien le pidió permiso por escrito para pasar por territorio argentino, y Mitre con letra de los brasileros se hizo el sota, dijo que no recibió nada, y esperó que López urgido por defender al Uruguay tocara territorio argentino y le declaró la guerra, que se transformó en la más sanguinaria de la historia regional: “La guerra de la triple alianza”, (pregunto de nuevo: ¿algún padre le habla de esto a su hijo?, ¿le cuenta lo alcahuetes y corruptos que fuimos siempre?). Y de la historia reciente y los políticos y presidentes de años cercanos ni les cuento porque ya saben (¿saben? o ¿el Boletín Oficial del Gobierno será la historia que guíe a nuestros hijos?) ¡Qué extraño, ¿no?! La Gazeta de Buenos Ayres, era el órgano oficial de los revolucionarios, y con el paso del tiempo se transformó en Boletín Oficial del Gobierno. Bueno, por eso tengo esa sensación que los reconocidos y grandes de hoy son una copia de los que fueron antes. Qué envidioso, resentido y malpensado que soy, ¿no? o debe ser que ando filosofando demasiado.