Es natural que en un cambio de gobernantes haya un periodo de organización y adaptación. Y también, es normal que el gobierno saliente entregue el mando al entrante, en un acto de celebración democrática madura y pacífica, tan mentada por los mandamás del partido de
En Iguazú no ocurrió lo democráticamente maduro, a pesar que los gobernantes salientes y entrantes afirman con voz en cuello que son fieles al mismo partido renovador. Claudio Filippa (justicialista antes, y ahora Renovador) no entregó el mando a Marcelo Sánchez (radical, vecino unido, frente unido, frente para el cambio antes, y ahora Renovador).
Era de esperarse, como muchas otras cosas, que por ser del mismo equipo no haya habido tanta separación entre los que gustan tanto del trabajo en conjunto y compartir responsabilidad; pero suponemos que fue porque el gobierno entrante ganó las elecciones bajo un sublema opositor a
Pero esto ya es historia, y las cosas pasadas parecen no estar de moda en la memoria de los memoriosos de hoy, que quizás tienen el memory stick formateado, y no recuerdan a un tal Harry Foos y un tal Telmo Albretch, como parte del gabinete de Filippa, y que renunciaron justamente cuando Claudio se hizo Renovador. La explicación es “que la política es así, muchachos”. Ahora los nuevos gobernantes, afortunadamente muchos jóvenes entre ellos, se están organizando y buscando la manera de empezar lo mejor posible.
Buscan papeles, cambian contraseñas, presentan nuevos jefes y encargados (esto le encanta a los que se “ganaron” su puestito), cambian de sector a los de planta permanente –no tan lejos porque por varios meses van a tener que preguntarles muchas cosas –y los nuevos tienen ganas de concretar muchos proyectos, que curiosamente la gestión anterior decía que quería hacer pero no podía por falta de presupuesto.
Por eso no es muy sorpresiva la intención de declarar emergencia económica-financiera-contable-eñemoíke del municipio, porque las deudas dejadas desde la vuelta de la democracia que tuvieron que pagar primero los Velásquez, Llera, y lo que dejó Filippa, suman muchos pesos, como los miles que se debe por el servicio de Internet, luz, combustible, y que “no dejaron concretar los proyectos” a las gestiones anteriores.
Lo que sí causa sorpresa (bueno, no tanto) es que después que quisieron revisar los infinitos mails que reciben desde Buenos Aires, Posadas, Suiza,
Honestamente, ojalá que estos nuevos jóvenes encuentren los papeles que necesitamos para que después de la declaración de emergencia económica, y que cada uno de ellos se organice, delegue funciones, y generen un ambiente laboral excelente en el municipio, nos sorprendan con nuestros basureros vacíos temprano en la mañana, postes y tendido eléctrico nuevos hasta la última casita de las 2000, y en concordancia con la nación haya “agua para todos”.
Seamos pacientes, ya va a llegar. Esperemos un poquito que se acomoden para mejorar las cosas. Si no, cualquier cosa llamále al intendente… Closs.