Mírelo y juzgue usted. Él está ahí, también sobre la avenida
principal de la ciudad, pero a un costado, justo inclusive a la altura de una
calle que se llama Lapacho, igual que él.
Sólo obsérvelo. No piense que el municipio pisoteó una
ordenanza como si fuera nada, y que hizo caso omiso a lo estipulado por la
Carta Orgánica, solo vea lo que existe, lo que hay, lo que todos ven al pasar,
siendo locales o turistas.
Despójese de todo fanatismo político de apoyo a la gestión
que le paga el sueldo, o que está para satisfacerlo en algunos trámites, y sólo
obsérvelo allí en la vereda frente a las instalaciones de la Liga Regional de
Fútbol, al lado de una parada del colectivo local.
Ni siquiera se tome el tiempo en pensar por qué callan y no
hacen nada los del gobierno dirigidos por un gobernador que se llena la boca
hablando de Misiones, y su maravilla natural, elegidas por “el esfuerzo que
hizo para que el mundo vote por nuestra naturaleza”.
No piense en eso, y sólo tómese unos minutos para mirarlo,
allí a un costado, de la misma avenida principal, justo frente a las palmeras
reales que puso el municipio para que usted pueda compararlo con el Lapacho
florecido, y sepa por qué algunos escribieron en las leyes que hay que “preferir”
las especies nativas.
Sólo mírelo. Olvídese por un momento que usted tiene unos
negocitos con el gobierno municipal, y que tiene que salir a defenderlo para
que él vea que usted “está con él” y facilite el negocio. No se detenga en eso,
sólo vea el árbol que está allí florecido.
Tampoco piense “de qué se queja la gente de Iguazú, que
siempre se queja de todo”. Sáquese el saco de politiquero, oportunista, y sólo
acérquese a la Victoria Aguirre y quédese unos minutos frente a las flores del
árbol, mire sus tonos, observe sus colores, mire sus formas, compárelo con las
palmeras recién plantadas y dígame: ¿qué prefiere?
No es ni siquiera necesario que imagine lo que un turista
que visita nuestra maravilla va a preferir o elegir, sólo piense en lo que
usted elegiría observando lo que todos vemos, lo que nadie puede negar ni
esconder con información que no se entrega, y comprenderá que con las palmeras
reales en el medio de la Victoria Aguirre, no sólo el lapachito quedó a un
costado.