viernes, 6 de febrero de 2009

¡No hay hombres!


Como quiero adelantarme a todo lo cursi que en unos días más saldrá publicado sobre el amor y las mujeres, me pareció bueno utilizar el tema que hace días me viene taladrando una amiga, que en nombre de todas las féminas constantemente hace un reclamo que me parece justo y acertado: “No hay hombres”, me dice. Y claro, al principio no me parecía tan justo ni acertado, pero después de todas las pruebas y argumentos presentados, no tuve más que aceptar y dar por sentado que es así. Sí, señores, queridos machos, es verdad: no hay hombres. Y lo peor de todo es que en vez de ver una solución, que calme las ansias locas de las mujeres por encontrar un macho, ¡se ven cada vez más problemas que los hacen desaparecer o transformarse en algo parecido a ellas! Así me definió el problema esta hembra. “¡Hoy están cada vez más parecidos a nosotras!”, me dice desesperada. Pero sinceramente, después de semejante innegable verdad actual, me puse a pensar qué creemos los hombres que es “ser hombre” o cual es “el hombre” que las minas buscan. Para nosotros, ser un machazo es principalmente ser un tipo libre, a quien no le dicen qué ni cómo, ni cuándo hacer, porque nos la bancamos solos y punto. Y a la misma vez creemos que las mujeres buscan algo así, un tipo seguro que se las sabe todas y que está para cuando ellas quieran (sí, sexo), es decir un winner. Además estamos seguros que ellas nunca saben lo que quieren, entonces hacemos la nuestra y listo. Pero, según me restregó mi amiga por la cara, ellas justamente odian lo que nosotros creemos que es un hombre.
-“¿Y qué es lo que quieren?” -le pregunté con una sonrisa irónica (de hombre, según yo). -“Queremos y buscamos las cosas simples de todos los días” -me dijo. Obviamente, mi cerebro de macho no cazó un fútbol de lo que me respondió, pero me hice el que entendió (como un hombre, según yo) y le seguí la corriente.
-“Aah, ¿entonces no es un buen lomo, con una billetera gruesa, y una 4x4?”, le provoqué. Y me complicó las neuronas masculinas aún más (típico de minas, según yo).
-“Si viene con el paquete, bienvenido sea, pero no, no es eso” -me respondió. Entonces, tuve que ser sincero y aceptar que no entendí nada, pero no se lo dije y me puse a pensar en qué es una mujer para saber qué tiene que ser un hombre. Una mujer, antes que nada, siempre hizo y hace todo. Inclusive lo que le corresponde al hombre. Si no, díganme cómo hacen el desayuno de los chicos con cada unos de sus caprichos, fijarse que tengan todo para la escuela, arreglarles para que salgan prolijos, sacar la basura antes que salga el basurero, hacer el mate y el desayuno del re-macho -que se levanta tarde y le caga a pedos si no lo hace-, hacer y tomar su propio desayuno, y encima salir linda y arreglada como una reina. Aah, me olvidaba, todo eso es en quince minutos. Además, por si algún re-macho quiere argumentar en contra, va a trabajar sin olvidarse un segundo que al mediodía tiene que ir a buscar a los chicos, mandar el almuerzo al re-macho, hacer el almuerzo para los hijos, dejarlos en cada una de sus actividades de la tarde, volver al trabajo (a tiempo y todavía arreglada como una reina), hacer su trabajo distinguiéndose entre todos (inclusive entre re-machos), volver a buscar a los chicos o preocuparse para que el transporte los busque, y que tengan la merienda lista al llegar, y al volver del trabajo limpiar y aromar la casa, atender las tareas de los nenes, preparar el mate y estar linda de nuevo como una reina para cuando llegue el re-macho, que tuvo un día re-largo (de ocho horas) y está re-cansado y no quiere ruidos ni quejas, porque tiene una graaaan responsabilidad que su mujer nunca va a entender. Aah, y mientras prepara la ensalada, hace la guarnición, los jugos, pone la mesa, da de comer algo a los chicos para que no esperen tanto, atiende el teléfono y a la visita que llega, y sirve bebidas frescas en la sala que adornó antes que llegaran todos, todavía tiene tiempo de pasarle algo para soplar el carbón al re-macho que está haciendo el asado. Obviamente, ya tiene todos los lugares en la mesa con todo listo para que nadie se levante a buscar nada, y espera con todo respeto a que el re-macho se siente para dar las gracias y comer. Claro, siempre atenta a que si falta algo, adelantarse al pedido de los comensales, como reponer la canasta del pancito, o el hielo en la bebida del re-macho. Servir el postre, que hizo ella quien sabe en qué momento, es cosa de ella por su puesto. Levantar la mesa, la cocina, la sala, y lavar los platos, también. Llamar el taxi para la visita, no olvidarse que los nenes se cepillen los dientes, acostarlos bien arropados, también le toca a ella, claro. El re-macho está tomando el vinito con los otros re-machos, cómo se va a molestar en nimiedades. Ordenar la sala, dejar listo todo para el amanecer, apagar la luz, y acostarse linda, liviana, perfumada y lista para el amor, también es tarea de ella. Ahh, me olvidaba, todo eso en 24 horas, calladita y sin histeriquear, porque el re-macho se puede enojar. Ahora entiendo qué quiso decir mi amiga con “cosas simples de todos los días”. ¿Algún re-macho tiene alguna objeción?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No se puede negar que hay pocos hombres para la demanda femenina. Y que es dificil la relacion de pareja por las diferencias fisicas, sicologicas, emocionales o como quieran llamarlas. Yo no soy como la mujer del relato y voy a hacer una "mea culpa" (no se si se escribe asi) es verdad que las mujeres se encargan de muchas cosas mas aun las que trabajan fuera y llevan una casa adelante. Pero nosotras tenemos que tratar bien al hombre de la casa para que nos devuelvan lo mismo. Si asi lo hacemos y no recibimos buen trato el problema no somos nosotras sino el re-macho del relato que se cree que por trabajar 8 hs y traer plata a la casa somos la sirvienta y niñera. Los roles estan un poco confundidos hoy dia, pero si yo voy a decir lo que quiero de mi esposo es que me ame, que me respete y sea sincero y de vez en cuando atento y yo lo trataria como un rey sin ser histerica, si estoy equivocada recibo opiniones

Anónimo dijo...

El tema esta de moda, si tenés razón. Lo que te digo al respecto es que los roles, como dijo la comentarísta anterior, estan un poco confundidos. Pero yo sumo diciendo que desde siempre lo estuvieron. Eso del Sr. sentado y la mujer yendo y vinendo ... mmmmm ... bueno. Si supieran lo agradable que es tener a tu mujer feliz y viceversa siendo ambos colaborativos. Ahora todos trabajan, desde la experiencia de un hombre colaborativo y laburante como yo les invito a compartir todo, pañales, cocina, lavado de platos, del auto, de todo ... y verán: solo surgen los problemas que son problemas.

Susi ...