Nació siendo
pobre de pobres, pero perseguido por poderosos. De su infancia conocemos poco y
nada, sólo sabemos que obedecía a sus padres. Siendo adolescente aprendió el
humilde oficio de su padre, y con esa edad hizo tartamudear a los sabios de su
tiempo, sabedores de todo, reguladores de la vida.
Sus días pasaron
entre labradores, pescadores, soldados, prostitutas, y ladrones, que además de
amarlo, aprendieron que hablar con ellos no era ser como ellos. Es que no
hablaba de amor, amaba primeramente sin importar apellidos ni orígenes.
Y así, sin ser
médico curaba heridas físicas y del alma sin importar en qué cuerpo estuvieran;
y sin ser trabajador social daba de comer a miles, con nada más que lo que
hubiera disponible.
Jamás escribió un
libro, pero ríos de tinta se escribieron de él, su vida, su efecto. Eligió
pocos para que lo vieran andar sin nada más que su ropa, pero tiene hoy
millones de seguidores en todo el mundo.
Nunca fue
político, pero hizo temblar los cimientos más profundos de uno de los imperios
más grandes de la historia, y cambió el rumbo de la vida mundial.
Hablaba entre
gente común, en las playas, en los montes, en los cerros, y allí asistían los
ricos para escucharlo.
Nunca usó un
arma, ni fue un gran militar, pero su personalidad hizo reunir soldados para
atraparlo.
Nunca estudió ni
fue un graduado, ni maestro de ninguna de las instituciones educativas
prestigiosas, pero sus argumentos enmudecían y enmudecen aún a los más letrados,
que ya nada nuevo tienen para enseñar.
No hablaba de la
vida, la vivía, la mostraba, la ofrecía, la disfrutaba, la recorría, la sufría,
la enseñaba y la amaba.
No mostró
títulos, ni grandezas, ni tuvo posesiones, pero el mar lo escuchaba, los
árboles le obedecían, y los cielos lo admiraban.
Jamás obligó a
nadie a seguirlo ni a creerle, y aun hasta sus más acérrimos críticos y
perseguidores de la historia hicieron increíbles esfuerzos para hacerlo
desaparecer, logrando transformarlo en más famoso y reconocido.
Nadie lo recuerda
mientras se dedica a vivir, pero es seguro que lo llaman cuando están por
morir.
Aun quien dice la
hora o menciona los días habla de él, para luego negar que alguna vez existiera
un tal Jesús, asesinado por quienes no soportan a quien dice lo que piensa y
hace lo que dice.
1 comentario:
Cuanta razón, me hiciste llorar. Hermosiiisimo, nada mejor para leer.
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