viernes, 14 de febrero de 2014

Agustín: el santo africano que amó a un hombre

Arrogante, amante de la farándula y los aplausos, mentiroso, asiduo a los placeres, incluyendo la homosexualidad; no tomó cargo de un hijo que tuvo con una esclava, y siendo político oportunista, y gran orador, llegó a la cúspide de los halagos de la sociedad, hasta que como el amor mismo, sorprendió dejando todo por enamorarse de alguien.
  
Lejos del aura de hombre perfecto, romántico, y caballero, que cumple con la lista de las más exigentes de hoy,  Aurelius Agustinus Hipponensis, más conocido como San Agustín, fue un personaje arrogante, mentiroso, y farandulero, a quien muy probablemente ninguna de las enamoradizas de hoy prestaría atención.  

Nacido en Tagaste, Numidia una provincia romana del norte de África, hoy conocida como Souk Ahras, Argelia, Agustín no fue bautizado en el cristianismo, a pesar de tener una madre conocida como una “mujer cristiana”, y comenzó a formar una personalidad más bien vanidosa y soberbia en un centro de estudios paganos de Maduara, donde fue enviado a formarse por su padre.

Pero fue más adelante, cuando avanzada ya su adolescencia, que empezó a transformarse en todo lo contrario respecto del amor y el romanticismo al llegar a Cartago. En esa gran ciudad, contó él mismo en su famoso libro Confesiones, “contaminé el agua primaveral de la amistad con la suciedad de la concupiscencia”.

Allí también comenzó a practicar el Maniqueismo, una mezcla de religiones que condenaba los placeres sexuales, pero no el placer homosexual por asegurar que estas relaciones “no atrapan las almas dentro de la materia como la intimación heterosexual”. En esos años las relaciones homosexuales eran inclusive mejor vistas que las heterosexuales.

En otra parte de sus Confesiones dice: Cuando llegué a Cartago, a mi alrededor bullía un caldero de amores ilícitos. Yo nunca había amado y estaba ansioso por amar. ( ... ) Me parecía dulce amar y ser amado, y mucho más si podía disfrutar del cuerpo de la persona amada. Enlodé su limpia corriente con el infierno de la lujuria y, a pesar de ser impuro e inmoral, con mi exceso de vanidad solía comportarme como un hombre de mundo que frecuenta los lugares elegantes que están de moda. Me zambullí de cabeza en el amor, ya que anhelaba que me atrapase".

Por su confesa vanidad, gustaba mucho de los aplausos y halagos, que conseguía con su gran habilidad retórica, con palabras a veces “incomparables” como las describían sus propios contrincantes políticos del momento, a quienes casi siempre vapuleaba con sus argumentaciones. Fue entonces, cuando Agustín ahondó su amistad con un joven que había conocido en su infancia, a quien describió como “mi otro yo” y “era la mitad de mi alma”.

Cuando este amigo fallece, Agustín queda devastado y confiesa “fue lo más dulce que experimenté en toda la vida”, y describe la relación con él diciendo “Había llegado a sentir que mi alma y la suya eran una sola alma dentro de dos cuerpos”.

Aparte de estas características, muy alejadas de un hombre ideal para el amor, debe sumarse una amante esclava con la que Agustín tuvo un hijo llamado Adeodato, con quien compartió poco de su infancia y adolescencia. Y por los años de la década 380 abandonó rápidamente a la amante, y regresó al África.

Fue en estos años en los que Agustín sorprendió a todos, abandonando por completo su vida vanidosa y de farándula en las grandes ciudades, y vendiendo todas sus posesiones para entregarlo a los pobres, y escribiendo los más dulces poemas y reflexiones, por haberse enamorado de otro hombre, quien había dado inclusive su vida por los demás.

San Agustín no fue ni es, entonces, un ejemplo perfecto para enamorar a las mujeres, pero es una esperanza y una lección ideal para todos los hombres imperfectos que elegimos enamorarnos, abandonando todo lo demás, aunque nos partan el corazón.  






miércoles, 12 de febrero de 2014

El comerciante especulador es como el chismoso, existe porque tiene clientes

Nos molesta el aumento de precios, pero seguimos comprando. Y no nos instruimos para saber quiénes son los responsables verdaderos del aumento. Así también nos molestan mucho los chismes, pero seguimos creyendo y escuchando a los chismosos.

En una oportunidad, hace varios años, mi padre quiso comprar un hermoso canasto de tacuapí que un aborigen ofrecía a la vera de la ruta, y al ver que el precio había aumentado respecto de unos días atrás, le pregunta al nativo por qué, y éste le responde “oyupí la nafta” (subió la nafta, en guaraní). Ante tal respuesta, mi padre rió con ganas y compró el canasto igualmente, no sin antes regatearle un poco el precio, que el mbyá no quiso bajar mucho.

Y aunque el ejemplo puede resultar simpático, es realmente un reflejo exacto de una de las perfectas excusas que escuchamos los consumidores finales históricamente en la Argentina, cuando tenemos que comprar en los almacenes, despensas, kioskos, y supermercados o cargar el tanque del auto, especialmente acá en Iguazú.  Por eso el aborigen dio esa excusa, porque a él también le dieron esa explicación en el almacén.

A esa famosa excusa “subió la nafta”, se sumó después “subió el dólar” y así nos aumentaron siempre los precios al nivel de 100, 200, 300, y acá en Iguazú hasta el 400% más, y nosotros entendíamos a los comerciantes porque realmente subió la nafta y el dólar, hasta que después de pagar tan caro todo, empezamos a leer un poco, preguntar otro poco, y supimos que no todos los productos tienen que ver con la nafta (como el canasto del mbyá) y que tampoco todos los precios tienen que ver con el dólar.

Sin embargo, los comerciantes siguen vendiendo sin parar, y al parecer cada vez más, en un país al que todos –sí todos, incluyendo los comerciantes y empresarios –critican y describen como un desastre, y en el que no hay movimiento, y apenas se vive día a día.

Algo no se comprende: los comerciantes abren un negocio, contactan un productor, un distribuidor, “pagan los impuestos”, el flete, y ponen el precio, pero ¿quién les compra? Y por otra parte, si los que compran lo hacen por necesidad y no tienen opción de compra en otro lado, ¿pagan lo que sea en el lugar que sea y van a comprar obligados al mismo lugar sin quejarse o dejar de comprar?

Claro que molesta que haya un gobierno inepto que no sepa garantizar la producción y distribución sin aumentos, pero eso nada tiene que ver con que el comerciante que te saluda en el mismo pueblo todos los días, te mienta en la cara (o escondido) aumentando los precios al porcentaje que se le ocurra para ganar mucho más poniendo como excusa la nafta, el dólar, el gobierno, la lluvia, y el agua de Cataratas.

En el caso específico de Iguazú, también molesta que nos traten de estúpidos haciéndonos creer que el comerciante, además de pagar al distribuidor debe pagar la tasa de abasto (un engendro inventado por el asesor legal de este gobierno municipal Harry Foos, en la época del intendente Filippa, de quien fue amigo y luego enemigo), como si no supiésemos que todos los grandes comerciantes no pagan esa tasa y “arreglan” a su manera, y los que sí la pagan después lo incluyen en el precio final de los productos, y la terminamos pagando todos nosotros.

O en el caso de la famosa nafta que de repente “desaparece” de nuestra ciudad cuando hay alguna información que puede afectar su distribución, y “aparece” repentinamente con un precio más alto, como si no supiésemos que la esconden para especular y venderla después con aumento para ganar unos míseros centavos más a costa de nuestro trabajo. Y con esto no tiene nada que ver el gobierno, sea cual fuere, los responsables de estos aumentos de precio descontrolados son los dueños, empresarios, comerciantes, distribuidores, como usted quiera llamarlos, que especulan con nuestra necesidad y nos venden a precios exagerados.

¿Quiero decir que el comerciante no debe ganar? No, no digo eso. Digo que debe ganar lo justo, poniendo un precio al que pueda acceder el consumidor sin que tenga que quejarse que el sueldo no le alcanza. No es muy difícil entenderlo. Digo que tiene que mantener sus clientes (compatriotas, no enemigos) respetándolos, y no mintiéndoles en la cara sin importarle que toda la economía se vaya al demonio.

Lo peor de todo esto es que nos molesta muchísimo que los comerciantes especuladores nos mientan pero ¡nosotros le seguimos comprando! Igual que nos molestan muchísimo los chismes que inventan de nosotros, pero los chismosos nunca desaparecen sino que siguen aumentando, ¡porque nosotros les seguimos escuchando!   
  

lunes, 3 de febrero de 2014

Mi ventana


Allí donde bailan las hojas del otro lado es mi ventana.
En el pedacito de sol que dibuja tus ojos
En el que aparecen suaves mis mañanas
En el que sueño que me arrojo
Y me despierto en tus pestañas

Ahí, detrás de la calle cuadriculada,
Donde solía esperarte ansioso
Estirando al máximo mi mirada
Soñando esos días perezosos
De anchas sonrisas inopinadas

Por ahí veo pasar las continuas luces
Cada cual con la honda cicatriz
De las palabras que se dan de bruces
Unos contra otros, enredados, peleados
Olvidando abrazar al país

Mirando las curvas de las hormigas
Pegado al vidrio, aprieto mi nariz
Los gorriones alegres comen las migas
Mostrándome con sus saltos
Como extrañarte y ser feliz

Apoyado de este lado del cristal
Sosteniendo largos mis días
No entiendo esta única vida
En la que elegimos hacer mal

El cielo me trae de a pedacitos,
Tus manos como una brisa
Que se cuela en los rinconcitos
Muy pegados a mi corazón
Haciéndome caricias para dormir
Añorando suavecito
Un roce de tu amor

Quizás alguna estrella en la mañana
Escapando de la noche
Me recuerde buscarte sin reproches
Pegando de nuevo los ojos a mi ventana.



viernes, 20 de diciembre de 2013

¡Ojalá saqueen todo en estas fiestas!

Para combatir esa maldita injusticia entre los que tienen mucho y los que no tienen nada; para hacer sentir la verdadera necesidad de aquellos que siguen esperando las soluciones prometidas; para dejar de mirar de lejos las transmisiones de la lucha sintiéndonos jueces de nuestros prójimos.

¡Ojalá saqueen todo!

Para que dejemos de repetir las opiniones de quienes deciden en qué hacernos pensar todos los días; para que empecemos a razonar con criterio propio sin esperar influencias y presiones; para que los dirigentes y empresarios dejen de hablar de problemas económicos desde sillones dorados y panzas llenas.

¡Ojalá saqueen todo!

 Para que los jóvenes observen cómo los adultos buscamos responsabilidad en el resto, mientras les enseñamos a hacerse responsables por sus actos; para que de una vez notemos que nada tienen que ver las leyes y el gobierno de turno con las actitudes explotadoras de los progresistas hipócritas y trabajadores irresponsables.

¡Ojalá todos nos transformemos en saqueadores!

¡Para entrar sin permiso al lugar más privado que pueda tener un ser humano y saquear todo! Para animarnos a robar públicamente lo que robamos en privado y con pocos testigos; para lanzarnos a arrebatar con las mismas energías que utilizamos para juzgar; para atrevernos a salir saquear de los corazones todo odio y rencor, toda culpa y tristeza, toda ira y desamor, toda necesidad e incomprensión.

¡Ojalá saqueemos todo!

Para olvidarnos un momento de las teclas y las pantallas, y volvamos a las caricias y a las miradas; para que apaguemos las señales televisivas y corramos al abrazo de quien nos necesita; para que las redes ya no sean redes sino hilos de paz.




lunes, 9 de diciembre de 2013

Me tocó vivir

Me toca vivir en estos estupendos años de vertiginosa modernidad e increíble ignorancia.

Me toca ver cómo, aun en los corazones más tranquilos, quieren acelerar la vida.

Me tocó recibir información en gotitas de tinta condicionadas y me toca hoy hundirme en correntadas de letras con información inútil.

Me tocó dar vuelta el palo de la antena para que la única señal se vea mejor y hoy me toca apagar el televisor, cansado de tantas señales basura.

Me toca ver dos bandos, dos colores, dos posturas, y a los señores que dicen de qué lado están algunos y en cuál deberían estar otros.

Me toca un país con una gran mayoría persuadida junto a minorías complacidas, ambos pidiendo a gritos la tolerancia sin tolerar a quien piensa de manera alternativa.

Me tocan años en los que las charlas dependen de los canales de entretenimiento, mientras se repiten en las radios, y las redes enredan los pensamientos.

Me tocaron días en los que muy pocos publicaban poco porque pocos llegaban a entender mucho y me tocan días en los en que muchos publican demasiado porque muchos entienden muy poco.

Me tocó vivir esta era en la que aparecen cada vez más sofisticadas, rápidas, y eficientes herramientas para hablarnos, que solo sirven para mostrarnos cuán elemental, lenta, y deficientemente nos comunicamos.

Me tocó vivir una intensa compañía en años de escasa conectividad y me tocan vivir días enteros conectado en completa soledad.

Me tocó  aprender que el silencio no es una pérdida de tiempo y que la palabra puede acariciar el alma, y me toca comprobar cuánto tiempo se pierde hablando del silencio y la calma.

Me tocaron días en los que la sociedad buscaba en libros sus puntos de vista, y hoy me toca ver naciones enteras dominadas por productoras y publicistas.

Me tocó ver a padres ignorantes criar hijos tan educados, y hoy me toca ver hijos carentes con padres tan ilustrados.

Me toca vivir la desaparición del aplauso, el motor del alma de los pequeños y grandes artistas, hasta lo veo agonizar, es que el público está ocupado mirándolos a través del celular.

Me tocó hablar cuando no se hablaba y reaccionar desencajado, y hoy me toca callar por estar casi siempre equivocado.


Me tocó perseguir pensamientos, comparar opiniones, recorrí las lágrimas, amé la risa, y me carcomió el rencor, para decir que lo único que permanece es el amor.     

domingo, 15 de septiembre de 2013

Entrevista a un iguazuense

Un personaje que todos conocen, quizás mejor que a cualquier otra persona, y que por varias razones parece tener siempre una respuesta para todo.

Entrevistador: ¿Qué detalle destaca de su personalidad?

Iguazuense: Soy diferente. Y trato de diferenciarme lo mejor posible de la gente en general.

Entrevistador: ¿Qué es ser diferente?

Iguazuense: No parecerse a los demás, claro.

Entrevistador: ¿Podría darme algún ejemplo de esa diferencia?

Iguazuense: Sí, por su puesto. Yo no soy chusma como los demás, no me visto como los demás, no me dejo llevar por lo que dicen y hacen los otros, no soy ignorante la gente de acá, hago la mía y listo.

Entrevistador: En otras palabras, usted quiso decir que no le presta atención al resto de las personas.

Iguazuense: ¡Exacto!

Entrevistador: ¿Cómo logra ser diferente, entonces?

Iguazuense: No entiendo la pregunta.

Entrevistador: Bueno, para definirse diferente, uno necesariamente tiene que saber cómo son los demás, y para saber cómo son y cómo se comportan los demás,  uno debe prestarles atención y estar pendiente de lo que hacen, de esa manera uno decide ser diferente o no parecerse a ellos. Por eso la pregunta, ¿cómo logra ser diferente sin prestar atención a cómo son o qué hacen los demás?

Iguazuense: No lo había pensado así. Creo que solo soy diferente, nada más.

Entrevistador: ¿Puede definirme quién es o quiénes son “la gente”?

Iguazuense: Las personas. Los que se mueven alrededor nuestro.

Entrevistador: ¿Eso incluye a amigos, parientes, y a usted también, o usted no está dentro de “la gente”?

Iguazuense: Sí, sí, claro a todos. Nos incluye a todos.

Entrevistador: Entonces es difícil comprender quién o quiénes son “la gente de acá”, que usted mencionó anteriormente.

Iguazuense: Ah, pero  eso es fácil entender, cuando digo la gente de acá me refiero a la que es de Iguazú.

Entrevistador: ¿Usted no es de acá?

Iguazuense: ¡No! Ni quiero ser.

Entrevistador: ¿De dónde es?

Iguazuense: ¿Es importante decir de dónde soy?

Entrevistador: Y para hablar de las personas de acá y referirse a su forma de ser, al menos tendría que decir de donde es.

Iguazuense: Es cierto. Bueno… digamos que soy de otra provincia de la Argentina, por más que mi acento me delate. Digo esto porque acá siempre me confunden con los porteños.

Entrevistador: ¿Le molesta que le confundan con los porteños?

Iguazuense: Claro que me molesta, no soy para nada lo mismo.

Entrevistador: ¿Hace cuánto que vive en Iguazú?

Iguazuense: Hace, a ver, 15 años.

Entrevistador: Es decir, ¿usted trabaja aquí, vive aquí, tiene su casa aquí?

Iguazuense: Sí, sí.

Entrevistador: ¿Paga sus servicios aquí?

Iguazuense: Sí, bueno, los que se pueden pagar porque, viste que acá no todo está reglamentado.

Entrevistador: ¿Paga sus impuestos aquí?

Iguazuense: Sí, claro.

Entrevistador: ¿Y qué más necesita para considerarse de acá, de Iguazú?

Iguazuense: Bueno, sí en ese sentido sí soy de acá.

Entrevistador: Entonces, ¿podemos decir que usted también es “la gente de acá”?

Iguazuense: Sí, pero no soy como los de acá.

Entrevistador: ¿Es de acá, pero no es como los de acá? No entiendo.

Iguazuense:  Me refiero a que no soy como los oriundos, los que nacieron acá.

Entrevistador: ¿Conoce a muchas personas oriundas de acá?

Iguazuense: Bueno, los veo y hablo con ellos todos los días.

Entrevistador: ¿Me podría nombrar a diez personas que usted conoce que nacieron acá?

Iguazuense: Bueno… en este momento no me acuerdo si realmente nacieron acá, pero sí son de acá. Es decir, no estoy seguro si nacieron acá, pero tienen la forma de ser de los de acá, las actitudes y esas cosas.

Entrevistador: ¿Está al tanto que en el último censo hecho en 2010, los resultados mostraron que el 85% de los residentes de Iguazú entre los 15 y 80 años no nacieron aquí? Eso indica que hay muy pocas personas adultas que nacieron aquí en Iguazú en comparación con la enorme cantidad de los que no nacieron aquí.

Iguazuense:  No. La verdad que no sabía eso, pero lo que sí veo es la ciudad con gente que no la cuida, que es ignorante, que hace todo por izquierda, y que no tiene cultura.

Entrevistador: ¿Y usted adjudica esos problemas al 15% que nació acá o al 85% que no nació acá?

Iguazuense: Bueno, tendría que comprobarlo, pero no lo había pensado de esa manera. Creo que los dirigentes tienen mucha responsabilidad, pero supongo que tampoco son de acá, es decir no nacieron acá, quizás la mayoría es de Misiones.

Entrevistador: ¿Al decir de Misiones usted supone que el haber nacido acá en Iguazú o en cualquier otro lugar de la provincia es lo mismo?

Iguazuense: Y… bueno… por lo que se ve sí, como le dije las actitudes.

Entrevistador: ¿Y no le parece que al poner a todos en la misma bolsa, usted hace lo mismo que cuando lo comparan a usted con los porteños? Quizás ven las mismas actitudes y por eso lo hacen, y a usted le molesta.

Iguazuense: La verdad molesta, quizás no lo tuve en cuenta de esa forma.

Entrevistador: Cuando usted dice que la gente es ignorante, que todo hace por izquierda, que no tiene cultura… ¿se refiere a conductas cotidianas, sociales, políticas?

Iguazuense: Es muy claro que se nota en todo, en la suciedad de la ciudad, en como hablan, en como viven colgados de los cables de luz, en el tránsito…

Entrevistador: ¿Usted nunca hizo nada “por izquierda”?

Iguazuense: No, claro. Siempre trato de hacer todo bien, como corresponde.

Entrevistador: ¿En los 15 años en los ha vivido aquí, nunca pidió a algún conocido de la Aduana que le “ayude a pasar algo”, nunca llamó a un médico conocido para que lo atiendan primero, nunca pidió en la municipalidad un “trato especial” por alguna multa de tránsito, nunca se estacionó donde no corresponde, paga el servicio de luz regularmente, tiene el título de propiedad de su casa, pide los tickets fiscales cada vez que compra o los da cuando vende, nunca pidió que hagan pasar gratis a un familiar en Cataratas, pide siempre la factura de su alquiler, usó siempre el casco?

Iguazuense: Bueno… (ríe)… eso lo hace todo el mundo pero creo que todos lo hacemos por necesidad y no porque somos ladrones, todos trabajamos para conseguir de a poco lo que tenemos, no lo hacemos con mala intención.

Entrevistador: Cuando dice “todo el mundo lo hace” ¿se refiere al 15% que nació acá o al 85% que no nació acá?  

Iguazuense: Bueeeeno, cheee. ¡A todos me refiero! Ya me quedó claro que todos somos de acá, somos iguazuenses y que la mayoría de los que vive acá no nació acá.

Entrevistador: También llama la atención que se refiere a la ignorancia y a la cultura… ¿lo dice porque no le gusta o porque cree que no hay, no existe?

Iguazuense: Es que no hay un teatro, no hay obras para ver, como lo hay en cualquier otro destino turístico del país. No hay ningún lugar para ir ni evento para ver.

Entrevistador: ¿Sabe usted que Iguazú tiene el coro infantil Santa Cecilia, que participa en muchos eventos y también en Iguazú en Concierto visto en todo el mundo; tiene el coro de adultos Cataratas que siempre hace presentaciones aquí y en la región; tiene dos orquestas infanto-juveniles; músicos que representan a la ciudad en toda la provincia y en Buenos Aires en los Evita Culturales y en otros; tiene dos equipos de Hockey, uno muy reconocido de Básquet; varios de fútbol; obras de teatro que son de producción propia de los colegios y terciarios, además de traer  anualmente por parte de empresas o el municipio obras y conciertos que se presentan en Buenos Aires, Mar del Plata y Córdoba, que aquí se filmaron varias películas nacionales e inclusive una de Hollywood; y que tiene la mayor cantidad de escritores del interior de la provincia? ¿Participó usted alguna vez de estos eventos?

Iguazuense: Como te digo, no estoy muy al tanto, porque trabajo mucho, no tengo tanto tiempo para enterarme o para participar, pero cuando puedo voy, aunque te repito que creo que los dirigentes tienen que dar el ejemplo comunicando y facilitando las cosas para la gente.

Entrevistador: ¿Al decir dirigentes se refiere a la dirigencia gubernamental o a organizaciones privadas?

Iguazuense: ¡A los dos sectores! A los políticos y a los dueños de empresas, gerentes, asociaciones, escuelas,  etcétera. ¡Ellos tienen que dar el ejemplo! Tienen que ser líderes.

Entrevistador: ¿Y sabía usted que casi el 100% de estos dirigentes que usted mencionó, tanto políticos como privados, no nacieron acá, ni siquiera en esta provincia, y que como usted también se instalaron acá buscando una oportunidad?

Iguazuense: Tampoco lo había pensado de esa manera, pero supongo que puedo comprobarlo preguntando a los que conozco.

Entrevistador: ¿Qué fue lo más difícil de esta entrevista?

Iguazuense: (Piensa) Creo que lo más difícil fue hacerme las preguntas y responderme a mí mismo con total honestidad.

lunes, 5 de agosto de 2013

Como en el recreo de la escuela

Pasa el tiempo, y nos vamos acostumbrando a que la vida quede guardada en pequeños envases de plástico; que la música ya no se rompa con el disco o la cinta y que la comida tenga sabor a lata, pero el recreo de la escuela sigue siendo igual.

Si no me prestaste el lápiz de color que necesité durante la clase de ciencias naturales, no te invito mi tostado, y olvidáte que te salude por un buen rato mientras me junto con los que sí me prestan y pase frente a vos riendo y divirtiéndome a las carcajadas.

Además, parece que ya te olvidaste que te ayudé con la tarea de inglés y que la pasaste muy bien en mi cumple con payasos y pelotero.

Y bueno… no me siento más al lado tuyo y no me importa tu tostado porque tengo galletitas, ¿sabés?
Entonces te elimino de mi Face porque yo solo tengo amigos que son buenos y generosos, y vos ni sabés lo que eso significa.

A mí qué me importa, yo tengo muchos más amigos que vos, y hasta hablo con amigos de Estados Unidos.

Sí, seguro, pero con esos amigos vos no te juntás a tomar tere a la tarde, y ellos ni te registran en su vida, ¿sabés? Decíme cuándo fue la última vez que les viste, ¿¡eh, eh, eh, eeh?!

Calláte si a vos te falsean los que son tus amigos guaú, vos ni sabés lo que dicen de vos, que solo te juntás con los que te dan cosas y nadie quiere que juegues con ellos en educación física.

¿Y vos? Vos no estás en el equipo de volley porque apenas sabés sacar y encima le voy a pedir al profe que te saque porque sos mala compañera.

Sí, pero el profe tiene las fotos donde yo estoy en el equipo… y eso no vas a poder borrar porque todos saben que yo juego y vos recién llegaste acá y nadie sabe quién sos.

Mentira, porque todos saben que yo juego mejor que vos y me van a elegir capitán y yo te voy a sacar o poner suplente, además le voy a decir a la seño de lengua que te saque de mi grupo porque vos no hiciste nada,  porque siempre te sacás notas de arriba.

¡Mentira!, porque yo hice todos los afiches y traje los marcadores y busqué información en internet en mi notebook y vos solo sabés usar Facebook no más o vos te pensás que la profe no sabe.

...

Y tocó el timbre anunciando el fin del recreo. Y sin que se dieran cuenta cuánto tiempo se dedicaron uno a otro, llegó la clase, en la que al final de cuentas hay que hacer lo que dicen los grandes de más arriba.

Y pasó la vida. Y todavía no sabemos si nosotros aprendimos con ella o seguimos peleando en el recreo de la escuela.