lunes, 28 de septiembre de 2009

El argentino y sus derechos

Por mucho tiempo la humanidad buscó mediar entre los derechos de uno y de otro. Buscó la manera de que todo sea igual para todos, o similar para todos. Pero en esa búsqueda, casi siempre fracasa, para no decir que fracasa siempre, porque siempre falta cinco para el peso.
Para los que creen en la evolución, aquello que los medio-humanos-medio-monos hacían para conquistar un territorio o a una mujer –tirando piedras, pegando con el garrote, y agarrándose a las piñas –era una costumbre que el hombre (masculino o macho) adquiría al nacer, porque tenía un pilín. Y la mujer también tenía derechos adquiridos, pero sólo que los adquiría un poquito después de nacer: tenía derecho a permanecer callada, derecho a tener un hombre, y derechos los dos ojos después de la derecha que le metía el que le conquistó y le dio automáticamente el derecho a andar derechito antes de hacerle adquirir otra derecha.
Algunos piensan que los derechos nacieron recién en la época moderna. ¡No, señores! ¡No sean ignaros! Hay que saber para hablar. Los derechos nacieron con el mundo. Adán era derecho y Eva andaba derecho cuando veía algún mono medio hombre que le mostraba el garrote bien derechito.
Por ignorar este génesis es que creo que los argentinos fracasamos a la hora de tratar nuestros derechos, hoy más conocidos como derechos humanos –algo que considero el primer error del tratamiento, porque siempre los zurdos terminamos siendo discriminados. Ojo, hablo de los que utilizamos con más destreza la mano izquierda, no de los famosos zurdos políticos argentinos que demostraron que de la inteligencia de los zurdos no tienen nada. Y volviendo al tema, me pregunto: ¿por qué los privilegios y los atributos se llaman derechos humanos?, ¿por qué no se llaman zurdos humanos? ¿O en todo caso ambidiestros humanos? ¡Esto es lo que primeramente deberíamos cambiar! Creo que la mejor opción es la última, para que sea igual para todos, como descubrieron los norteamericanos.
¡Estos sí que se metieron en un lío! Y en un lío bien plofundo y caulaloso, como en el Lío que se tiene que comer Maradona en la selección, o algo así. Lo digo porque los gringos, como no tenían con quién pelearse en otra parte del mundo como hoy, se pelearon entre ellos por culpa de los derechos humanos de los negros, que en aquél momento le estaban haciendo perder guita a los industriales de los estados del norte, por brindar su excelente mano de obra por unos pocos centavitos a los hacendados de los campos del sur, que gastaban a los del norte diciéndoles: “yo con un caballo, un negro, y una guacha, gano el quíntuple de lo que vos ganás con mil inmigrantes de Europa y tus maquinitas”.
Así que se imaginan las venas de los del norte cuando fueron a hablarle a Mister Abraham Lincoln, que sería algo así como la Cris, pero en una edición un poco más sofisticada y modesta a la vez, lo digo por la similitud del lío aquél con el que tiene que lidiar hoy la presi, entre los negros y el campo, digo, y no tanto por ser parecida al estupendo estadista yankee, que con unos cuantos muertos de las dos partes creyó resolver el problema, que un poco (bastante) después un negrito llamado Martin Luther King hizo ver que no estaba nada resuelto.
Claro, los del norte que tanto pelearon a favor de la abolición de la esclavitud y los derechos de los negros se la vieron negra cuando le cayeron desde el sur los más de un millón de negros a golpearles la puerta para pedirle laburo, comida, casa –con patio, obvio –y la mano de una de las gringuitas, que tampoco sabían qué hacer con tanto famoso negro para elegir.
Entonces, los del norte entendieron que el tema este de los derechos humanos no es tan así no más, y que nos es que hay que dejar libres a los negros que hagan lo que quieran y listo, sino que después hay que proveerles de todo y para todos.
Así fue como en los Estados Unidos, en ese momento sí unidos en serio después de haberse cagado a tiros un buen rato, nacieron los baños para blancos y para negros, restaurantes para blancos y para negros, escuelas para blancos y para negros, barrios para blancos y para negros, vagones en los trenes para blancos y otros para negros, filas para comprar pasajes para blancos y para negros. Y claro, qué se creen ustedes, eran vanguardistas los yankees allá por los 1870-80-90, descubrieron la fórmula de darles el mismo derecho a todos los sin color y a los con color.
Pero, acá llegó otro problema: ese tal Luther King empezó a avivar a los negros. Y antes que lo bajen de un tiro, llegó a decir ese discursito cursi de “yo tuve un sueño de un país en donde todos comen en el mismo lugar, y van al baño juntos sin importar el color” y esos delirios de negro, y les avivó tanto, como lo hizo una tal Eva Duarte acá, que todos se dieron cuenta que los baños para blancos tenían acolchonadito el asiento del inodoro, un lindo perfumito, un espejo grande, azulejos de color con pececitos, jacuzzi, teléfono, cable tv con un plasma, y Wi Fi; mientras que el ñoba de la negrada era un 2x2 cerrado con madera de refugo, techo de ruberoy y un agujero en el piso.
Entonces todos los que escucharon a Luther dijeron: “che, este es negro pero no es boludo eeh, y tiene razón, nos dan el mismo derecho de ir de cuerpo sin que nos vean, pero tampoco la pavada”, y ahí empezaron a ir a los restaurantes que se les ocurría, a los cines que se les cantaba la regalada gana, e iban a los teatros que se les antojaba con su fasito, la birra en una botella de plástico cortada a la mitad, y con Akon y Puff Daddy a todo volumen en el caballo.
Y, se armó la hecatombe, imagínense, los carapálida pedían a los gritos a la policía que saque a esa gentuza de esos lugares, porque era imposible entender la letra de Les Miserables con el Mp7 de los negros a todo lo que da y la luz de láser de los llaveritos dirigida a las partes privadas de los actores.
Así que, como ni la policía podía andar pegando a los negros todo el día, que por la avivada mayor de Luther no reaccionaban ante ningún ataque, ni se podían ocultar los privilegios de los carapálida, entre todos decidieron mejorarle un poco la situación de los de colorcito más oscuro: hicieron los baños un poco más grandes para que los usen los que quisieran, y dejaron los azulejos y el espejo, pero en vez de Wi Fi pusieron banda ancha, y sin cable; los barrios se hicieron de ladrillos y cemento, pero los blanquitos prefirieron quedarse en sus casas, así que los negritos se fueron a vivir todos juntos; los restaurantes también cambiaron, dejaron entrar a todos, pero no servían chegusan de milanga y la birra de litro subió de 0,75 centavos a 20 pesitos en una semana, pero lo bueno es que esto provocó la creación de los carritos tan acogedores que después se transformaron en los MacDonald´s y los Buger Kings, que son a la vez la alternativa para los negros que quieren comer un sánguche con aire acondicionado. (Les aseguro que cualquier similitud con la actualidad nacional es pura casualidad)
Así pasaron muchos años de buena paz, hasta que algunos negros antes que otros, tuvieron acceso a Wi Fi y Direct TV, no se perdían un programa de Showmatch y empezaron a entrar a las páginas virtuales del gobierno, que cuando escuchó que le pedían los mismos derechos que los demás, por la experiencia anterior, no se los dieron así no más, sino que les piden algo a cambio, como por ejemplo: te doy fútbol de primera en cuatro canales, una casita de material, y vos, en vez de vender churritos vegetales o ladrillitos blancos, tenés que pegar afiches y repartir folletos cada cinco años, colgar pasacalles cada dos y escuchar a cada rato el mismo discurso de Luther, pero un poquito cambiado.
Y bueno, de a poquito vamos teniendo los mismos derechos. Algo es algo. ¿O quieren algo más? ¡Qué increíble! Siempre les falta cinco para el peso.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Un consejo para mi hija

Estuve pensando, mi corazón, en adelantarme a las circunstancias y decirte hoy todo lo que te diría cuando seas un poco más grande. No importa que a tus tempranos añitos, no comprendas mucho las reflexiones que te digo, porque con el paso del tiempo vas a notar que en realidad no importa que entiendas lo que te dicen, sino que hagas creer que entendés.
En realidad, prácticamente todas las situaciones que te van a tocar vivir son así: tenés que disimular que sabés, que entendés, que conocés, aunque muy dentro tuyo sepas que no es así. Por eso, escuchá lo que te dice papi, que fue a la escuela antes que vos y perdió el tiempo estudiando y sacándose buenas notas, que lo pusieron en el cuadro de honor de nerds y boludos. Entonces, mi reinita, si no querés terminar como papá, y te vaya mucho mejor en esta vida, lo primero que tenés que aprender es a aparentar.
Nunca digas que no sabés o que no conocés, o que todavía no aprendiste, eso te va a ser parecer humilde y vulnerable, y vos siempre tenés que parecer fuerte, sabia, e invulnerable.
Así que no te preocupes por aprender en la escuela, porque te puedo asegurar que vas a lograr pasar de grado igual que los demás si te hacés amiga de las chicas o chicos que estudian. Te sugiero que les compres algo en el recreo –papi se va a asegurar que siempre tengas plata –y así cuando haya algún examen podés hacerles acordar qué buena amiga fuiste con ellos cuando no tenían para desayunar y te van a dar las respuestas correctas. Por la nota no te calientes, lo importante es pasar al próximo grado hasta terminar la secundaria. Y si querés estar en el cuadro de honor, con los estudiantes que tienen mejor promedio, me avisás y yo hablo con la directora. Papi siempre va a estar con vos en lo posible, hasta que hagas tu camino de amistades.
Esto significa que durante la mayor parte de tu vida en este mundo, tenés que dedicarte a hacer amigos. Pero para esto también tenés que seguir algunos consejos, porque es muy importante que te hagas de buenos amigos. Es decir, desde que estás en primaria tenés que observar muy bien con quiénes te vas a juntar.
Para eso tenés te mirar con detenimiento qué zapatitos tienen tus compañeras y compañeros, qué tipo de mochila, y útiles, y siempre, siempre, preguntar en dónde trabajan sus papis. Obviamente no tenés que hacerte amiga de los compañeritos que vienen en auto con sus papás, tenés que mirar muy bien qué tipo de auto es, no te metas con cualquiera. Acordáte que es una vergüenza insuperable que te traigan a casa en cualquier auto, porque papi siempre te va a llevar y traer en un auto lindo.
Tampoco aceptes y vayas a todos los cumpleañitos que te inviten. Eso no se hace. Sólo tenés que ir a aquellos que en la tarjetita de invitación diga que habrá payasos, tortas, bocaditos, y juegos de todo tipo. No te olvides lo que te dije al principio: la imagen es lo más importante. Por eso antes de bajarte del auto para entrar a la escuela, no te olvides revisar tu peinado, tu maquillaje, y tus zapatos, eso te va a servir para cuando hagas los exámenes y para cuando tengas que cumplir con tus obligaciones de trabajo, al crecer. Cualquier otra cosa que te olvides, como tus cuadernos o alguna tarea, papá te la acerca después.
Todo esto que te digo, mi amor, te va a servir para que consigas tu primer trabajo, y sepas comportarte con propiedad en él, porque una vez que termines la secundaria, vas a haber cosechado una gran cantidad de amigos, o novios, que te van a facilitar un puesto en cualquier lugar, en los trabajos de los papis. Yo siempre quiero lo mejor para vos. Así que en la universidad ni pienses, no hace falta, para eso están los amigos. Lo único que tenés que hacer es esperar la oportunidad, que siempre te da nuestro gobierno, para solicitar un trabajo tranquilo en alguna de sus tantas oficinas, con mucho mejor sueldo que te puede dar los títulos universitarios que tiene tu tonto padre.
Ahora, si no te gustó ninguno de los chicos, porque suele pasar que los más convenientes no son muy atractivos que digamos, siempre tenés la alternativa de las buenas amigas, aunque yo te sugiero que sea un novio, uno de esos amiguitos que conociste en la escuela, ¿te acordás? Ellos te van a querer mucho y no van a dejar que te falte nada.
Si tenés un novio así, como te dijo papi, hasta podés llegar a tener un mejor trabajo, un auto, una linda familia, una casa, y hasta puede ser que ni tengas que trabajar, para cuidarte yendo al gimnasio y a algún spa. Pero siempre tenés que tener un plan B, por si ningún amiguito tiene todas las características que te interesan.
Para esto siempre tenés que ver con qué amigas te juntás. Si estás en el trabajo no pierdas tiempo en hablar de los sentimientos con todas tus compañeras, hablá con las supervisoras y los jefes, y nunca, nunca les contradigas en nada. Acordáte que ellos siempre tienen la razón, y siempre organizan fiestas con los amigos buena onda. Así vas a llegar a visitar muchos lugares, viajar, y conocer muchos otros amiguitos de otros países.
Con ellos vas a conocer también gente muy inteligente que administra el país, y firman papeles para ayudar a la gente, y así podés conseguir un trabajo y hasta te pueden dar una casa, porque vos siempre fuiste buena con ellos. Y si no, seguro te van a decir dónde podés comprar una de las que ellos hacen para la gente humilde como nosotros, o te van a indicar en qué lugar podés elegir un terreno para tu nidito de amor.
Y cuando ya estés instalada en tu nidito, por pagar eso que dicen impuestos, rentas, o registros, patentes, y esas cosas difíciles de entender, no te preocupes, porque los mismos amigos del gobierno te van a ayudar a pagar en cuotas y te van a premiar por eso, porque ellos son los que más entienden sobre inversión mínima y ganancias máximas.
Así que, cuando pienses en el progreso para esta vida, ni siquiera consideres estudios de post grado o capacitación académica, eso es para los que tienen ganas de perder el tiempo hablando y diciendo pavadas. Mejor hacéte de miles de amigos, más conocidos como contactos, y disfrutá de la estética de esta vida cortando de las filas, llamando al jefe y no a la secretaria, colándote por el costado, zafando de los controles, en definitiva... viviendo como buena argentina.
Te amo, papi.