martes, 11 de mayo de 2010

Mierda oficialista

Cuando pequeño, recuerdo que mi padre avisaba a mi tío Elbio que era el turno de éste comprar el diario Clarín, allá en Puerto Piray, en donde ellos habían llegado a un acuerdo para adquirir intercaladamente este diario de tirada nacional para informarse. Consecuentemente, era el medio de información de mi casa, y además con él hasta practicábamos lectura en voz alta, parados frente a mi viejo, que con mucha pericia y humor, nos hacía leer como si fuésemos locutores de radio. Era muy divertido escuchar a mi hermano Marcelo leer con voz impostada todas las noticias, imitando exactamente a los locutores de las radios más escuchadas, inclusive hasta superando a algunos de estos. Yo quería leer como mi hermano y me divertía, pero ignoraba qué estaba leyendo, quién lo había escrito, y con qué propósito. Hoy creo que mi padre y mi hermano también lo ignoraban, por más que después hablaban de lo leído como si fuesen expertos en la materia.
Ahora, hace unos meses, después de haber casi culminado la carrera de periodismo, haber aprendido cómo se genera y se produce la noticia, haber conocido a muchas personas con diferentes ideales, haber mirado el país desde afuera siendo extranjero en varios otros países, y haber aprendido a leer –no como los locutores ni como mi hermano –sino como ciudadano de un país al que me debo y estoy muy orgulloso de pertenecer, me topo de frente con que por muchos años mi padre, mi tío, mi hermano, yo y otros millones de argentinos fuimos utilizados, mentidos, y tratados como ignorantes conejillos de India, a través de artilugios mediáticos de un grupo monopólico tan bajo como los mismos corruptos que ellos critican.
¿Y qué quiero decir con esto? Quiero decir que, aunque muchos no lo crean, con este gobierno nacional, su gestión, proyectos de leyes, postura, y por sobre todo su comunicación, me he enterado quiénes eran los que escribían el diario con el que yo me divertía leyendo junto a mi padre, mi tío y mi hermano. Resulta que una de las principales dueñas de este diario, hoy convertido en un “grupo”, es Ernestina Herrera de Noble, a quien se le acusa haber adoptado a dos hijos de víctimas de la última dictadura militar, y quien se niega, y pide a sus hijos adoptivos que se nieguen a la prueba de ADN, exigido en la causa judicial a la que deben responder. Como si esto fuese poco, existen números publicados en la plena dictadura apoyando al gobierno de facto, sin la excusa de los aprietes del momento, sino como decisión propia del “grupo”.
Si todavía esto resulta mínimo, el jefe director ejecutivo de este diario, Héctor Magnetto, ha sido fotografiado hace pocos teniendo una audiencia, como si fuese un amigo, con el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Lorenzetti, con un objetivo muy fácilmente deducible: “che, que no salga esta nueva ley de Comunicación Audiovisual, porque nos mata el negocio”. ¿Y qué –dirán muchos –acaso no puede pensar diferente y estar en contra de la ley? Sí, por su puesto que puede pensar diferente y estar en contra de la ley, pero no debe hacer lobby para evitar que se aplique una ley aprobada históricamente por mayoría absoluta de ambas cámaras del Congreso de la Nación, y menos aún exigir a sus “periodistas independientes” de TN, Canal 13, Radio Mitre, TyC, Diario Olé, La Voz del Interior, y Los Andes, por nombrar algunos, a que piensen y difundan lo mismo para proteger los intereses económicos del “grupito”, y en contra del gobierno de turno que los enfrentó desde el conflicto con el campo, en el que el grupito decidió apoyar a los ruralistas “por pura convicción”, cuando después salió a la luz la intención de sabotear al gobierno con el voto no positivo de nuestro ambiguo vicepresidente Julio Cobos.
Sin embargo, debo confesar que aunque me dolió darme por enterado de que el diario con el que jugaba a ser locutor era de esta calaña, más me dolió que ciertos colegas, por quienes profesaba un profundo respeto y admiración, también estuviesen metidos en este embrollo de “manejo” de información que más me hace sentir como un maltratado intelectual que como un lector interesado en la investigación periodística.
También por la comunicación de este gobierno nacional, me enteré que la señora periodista Magdalena Ruíz Guiñazú, era nada más y nada menos que la encargada de prensa del ministro de Economía de la Nación en la época de la dictadura, José Martínez de Hoz, a quien elogiaba por sus grandes decisiones y medidas, que dejaron al país en la banca rota más grande de la historia que hasta hoy la estamos pagando, y por si fuese poco, hoy en su programa de Radio Mitre –propiedad del “grupito” –hace de las suyas en las entrevistas a altos funcionarios del gobierno, como cuando quiso minimizar la visita del primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, quien llegó como visita oficial de su país a la Argentina después de 100 años, al entrevistar al ministro de relaciones exteriores, Jorge Taiana, y éste la desnudó dándole el parte oficial de lo dicho por el ruso, con quien se firmaron varios acuerdos bilaterales. O como cuando, de la misma manera, fue parte de la “movida del grupito” para desacreditar y minimizar la visita a nuestro país de la secretaria de estado de los Estados Unidos, Hillary Clinton, quien elogió la economía argentina, y su postura frente al FMI. O como cuando el “grupito” ocultó la importancia dada por Barak Obama a la presidente Cristina Fernández, diciendo que es una de las principales líderes del mundo, cuando ésta visitó su país, invitada por él.
Así también me dolieron mucho las actitudes del colega Luís Majul y Ernesto Tenembaum, a quienes admiraba y respetaba sinceramente, hasta que se unieron a este “grupito de recreo de escuela” para desacreditar al gobierno con sus “investigaciones” que más tienen de chismes de barrio que de datos concretos, y se largan con sus “habría”, “podría”, “sería”, y “se sabe”, generando más dudas sobre su manera de expresarse y sus intenciones, que sobre quienes denuncian. Por eso rechacé de plano la oferta de leer el libro “¿Qué les pasó?”, de Tenembaum, y “El dueño” de Majul, porque para escribir y expresarnos en “podría ser” y “dicen qué” está Doña Rosa y Don José.
Hoy, quizás por dolor, quizás por bronca, quizás por triste, miro y me informo con varios canales, varias radios, varios diarios, pero en especial miro la Televisión Pública Canal 7, su programa 6,7,8 que sinceramente me abrió un panorama nunca antes visto por mí, y me hizo conocer que el inocente y audaz diario que tenía en mis manos cuando jugaba al locutor en mi infancia era en realidad una yarará cusú. Además, apoyo la nueva ley de Comunicación Audiovisual porque asegura que todas las voces –sí, todas, inclusive la del “grupito” –se escuchen y se lean sin miedo que te dejen de hacer notas y a censurar en tus canales de televisión y en tus programas de radio, como hace el Grupo Clarín con la actriz Florencia Peña, sí, la de Botineras y de Casado con Hijos, porque ella se manifestó a favor de la nueva ley de Comunicación, y porque en sus ideas apoya a este gobierno.Con esto no quiero decir que todos los gobiernos son iguales. Hoy felicito la postura del gobierno nacional, critico algunas gestiones del gobierno de Misiones, pero lo felicito en general, y con el municipal soy crítico pero apoyo las buenas acciones. También celebro la madurez del Ministro de Economía, Amado Boudou, quien asiste a programas del “grupito” y responde con total franqueza, lo mismo que el Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y el Ministro del Interior, Florencio Randazo, de quienes creo el gobierno provincial y municipal debería aprender, y sin considerarme a favor de ellos, miro a la estructura de la oposición a nivel nacional, provincial, y municipal, prefiero ser una mierda oficialista.
Que disfruten este tema tan oficialista http://www.youtube.com/watch?v=Y2i4BiYHGak

miércoles, 5 de mayo de 2010

Un consejo para mi hija 2

Querida hijita mía, ¿te acordás que al principio no entendiste lo que papi te aconsejó aquella primera vez, pero después resultó una verdad contundente en tu vida? Bueno, hoy tengo otras cosas para decirte, que van a ayudarte mientras vayas creciendo.
En un principio te había dicho que busques ser amiga de los compañeritos que lleven ropas de marca, lindas cartucheras, mochilas, y celulares nuevos; hoy mantengo esa postura, porque veo que te fue bien, y vos pudiste ir progresando en tu inserción en la sociedad culta y honrada de nuestra ciudad, y habituándote a las sanas costumbres de juntarte con gente pudiente y no con gente que no tiene donde caerse muerta.
Pero todavía hay más para aconsejarte, mi amor, porque papi quiere que a vos te siga yendo bien en esta vida tuya que recién comienza.
Recuerdo que no hace mucho tiempo vos le preguntaste a papi por qué estaba tristón. ¿Te acordás? Bueno, yo esa noche no quise decirte cómo eran las cosas porque estábamos mirando Botineras, es decir, estábamos ocupados en algo mucho más importante. Pero ahora que están pasando el noticiero en todos los canales, quiero aprovechar para contarte qué es lo que me puso triste, y así aconsejarte para que vos nunca estés triste.
Resulta que papi vino mal del trabajo porque los señores que son jefes de papi no querían pagarle un poco más de plata por el trabajo que hace. Pero no es porque los señores son malos, sino porque papi cuando tenía tu edad era un bobo. Sí, un bobo boludo.
Te explico: cuando yo era chiquito, como vos, no tuve la suerte de tener un papá que me dijera las cosas como son, porque mi papá también era bobo, y quizás más boludo que yo. Él me decía cosas estúpidas como que yo tenía que estudiar para conseguir un título universitario y con ese título, que es un papelito no más, iba a conseguir buenos trabajos con buenos jefes que me iban a pagar bien. Pero, como te habrás dado cuenta, mi papá no sabe nada de la vida, nunca supo nada, porque yo hice lo que él me dijo, e inclusive hice más, porque no conseguí un título, ¡conseguí dos!, y no saqué buenas notas, como él me decía, ¡terminé en el cuadro de honor!, pero cuando me fui a buscar el buen trabajo que me dijo mi papá, encontré uno que no era bueno, y tampoco tenía buenos jefes.
Bueno, en realidad los jefes de papi son buenísimos, muy amables, y humanos. Humanos quiere decir que son cariñosos y que están pendientes que a papi no le falte nada, porque ellos saben que la plata que ellos le dan a papi, se utiliza para comprarte la leche, la ropita para la escuela, los pañales para tu hermanita y pagar la luz, el agua, y el cable, que bueno, vamos a ver si más adelante podemos pagar.
Pero, como papi fue bobo y ocupó su tiempo para estudiar y conseguir esos títulos de porquería, no se ocupó de hacer amigos importantes, tomar café con los que tienen plata, y sacarse fotos con gente que sí sabe de la vida, y cuando eran chiquitos no estudiaban sino copiaban; en vez de hacer bien las tareas las hacían a medias; en vez de prestar atención y respetar a los profesores, faltaban y se reían; y hoy que tienen trabajo, en vez de cuidar las cosas de la empresa como el bobo de tu padre, las malgastan, las rompen, y también se ríen, pero ganan mucho más que papá.
Así que vos no seas boba como papi. No estudies, no hace falta. No seas respetuosa, no vas a ganar nada. Porque eso que dicen las leyes “a mayor responsabilidad, mayor remuneración”, es mentira, eso es para que los bobos estudien. Acordáte, papi te lo dice por tu bien, porque no quiere que andes triste, llorando como una miserable para que te paguen las horas demás que trabajás, como si fuese un favor, y te aumenten 400 pesos.