miércoles, 5 de mayo de 2010

Un consejo para mi hija 2

Querida hijita mía, ¿te acordás que al principio no entendiste lo que papi te aconsejó aquella primera vez, pero después resultó una verdad contundente en tu vida? Bueno, hoy tengo otras cosas para decirte, que van a ayudarte mientras vayas creciendo.
En un principio te había dicho que busques ser amiga de los compañeritos que lleven ropas de marca, lindas cartucheras, mochilas, y celulares nuevos; hoy mantengo esa postura, porque veo que te fue bien, y vos pudiste ir progresando en tu inserción en la sociedad culta y honrada de nuestra ciudad, y habituándote a las sanas costumbres de juntarte con gente pudiente y no con gente que no tiene donde caerse muerta.
Pero todavía hay más para aconsejarte, mi amor, porque papi quiere que a vos te siga yendo bien en esta vida tuya que recién comienza.
Recuerdo que no hace mucho tiempo vos le preguntaste a papi por qué estaba tristón. ¿Te acordás? Bueno, yo esa noche no quise decirte cómo eran las cosas porque estábamos mirando Botineras, es decir, estábamos ocupados en algo mucho más importante. Pero ahora que están pasando el noticiero en todos los canales, quiero aprovechar para contarte qué es lo que me puso triste, y así aconsejarte para que vos nunca estés triste.
Resulta que papi vino mal del trabajo porque los señores que son jefes de papi no querían pagarle un poco más de plata por el trabajo que hace. Pero no es porque los señores son malos, sino porque papi cuando tenía tu edad era un bobo. Sí, un bobo boludo.
Te explico: cuando yo era chiquito, como vos, no tuve la suerte de tener un papá que me dijera las cosas como son, porque mi papá también era bobo, y quizás más boludo que yo. Él me decía cosas estúpidas como que yo tenía que estudiar para conseguir un título universitario y con ese título, que es un papelito no más, iba a conseguir buenos trabajos con buenos jefes que me iban a pagar bien. Pero, como te habrás dado cuenta, mi papá no sabe nada de la vida, nunca supo nada, porque yo hice lo que él me dijo, e inclusive hice más, porque no conseguí un título, ¡conseguí dos!, y no saqué buenas notas, como él me decía, ¡terminé en el cuadro de honor!, pero cuando me fui a buscar el buen trabajo que me dijo mi papá, encontré uno que no era bueno, y tampoco tenía buenos jefes.
Bueno, en realidad los jefes de papi son buenísimos, muy amables, y humanos. Humanos quiere decir que son cariñosos y que están pendientes que a papi no le falte nada, porque ellos saben que la plata que ellos le dan a papi, se utiliza para comprarte la leche, la ropita para la escuela, los pañales para tu hermanita y pagar la luz, el agua, y el cable, que bueno, vamos a ver si más adelante podemos pagar.
Pero, como papi fue bobo y ocupó su tiempo para estudiar y conseguir esos títulos de porquería, no se ocupó de hacer amigos importantes, tomar café con los que tienen plata, y sacarse fotos con gente que sí sabe de la vida, y cuando eran chiquitos no estudiaban sino copiaban; en vez de hacer bien las tareas las hacían a medias; en vez de prestar atención y respetar a los profesores, faltaban y se reían; y hoy que tienen trabajo, en vez de cuidar las cosas de la empresa como el bobo de tu padre, las malgastan, las rompen, y también se ríen, pero ganan mucho más que papá.
Así que vos no seas boba como papi. No estudies, no hace falta. No seas respetuosa, no vas a ganar nada. Porque eso que dicen las leyes “a mayor responsabilidad, mayor remuneración”, es mentira, eso es para que los bobos estudien. Acordáte, papi te lo dice por tu bien, porque no quiere que andes triste, llorando como una miserable para que te paguen las horas demás que trabajás, como si fuese un favor, y te aumenten 400 pesos.

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