martes, 26 de marzo de 2013

Un Don Nadie que es todo

Nació siendo pobre de pobres, pero perseguido por poderosos. De su infancia conocemos poco y nada, sólo sabemos que obedecía a sus padres. Siendo adolescente aprendió el humilde oficio de su padre, y con esa edad hizo tartamudear a los sabios de su tiempo, sabedores de todo, reguladores de la vida.

Sus días pasaron entre labradores, pescadores, soldados, prostitutas, y ladrones, que además de amarlo, aprendieron que hablar con ellos no era ser como ellos. Es que no hablaba de amor, amaba primeramente sin importar apellidos ni orígenes.

Y así, sin ser médico curaba heridas físicas y del alma sin importar en qué cuerpo estuvieran; y sin ser trabajador social daba de comer a miles, con nada más que lo que hubiera disponible.

Jamás escribió un libro, pero ríos de tinta se escribieron de él, su vida, su efecto. Eligió pocos para que lo vieran andar sin nada más que su ropa, pero tiene hoy millones de seguidores en todo el mundo.

Nunca fue político, pero hizo temblar los cimientos más profundos de uno de los imperios más grandes de la historia, y cambió el rumbo de la vida mundial.

Hablaba entre gente común, en las playas, en los montes, en los cerros, y allí asistían los ricos para escucharlo.

Nunca usó un arma, ni fue un gran militar, pero su personalidad hizo reunir soldados para atraparlo.

Nunca estudió ni fue un graduado, ni maestro de ninguna de las instituciones educativas prestigiosas, pero sus argumentos enmudecían y enmudecen aún a los más letrados, que ya nada nuevo tienen para enseñar.

No hablaba de la vida, la vivía, la mostraba, la ofrecía, la disfrutaba, la recorría, la sufría, la enseñaba y la amaba.

No mostró títulos, ni grandezas, ni tuvo posesiones, pero el mar lo escuchaba, los árboles le obedecían, y los cielos lo admiraban.

Jamás obligó a nadie a seguirlo ni a creerle, y aun hasta sus más acérrimos críticos y perseguidores de la historia hicieron increíbles esfuerzos para hacerlo desaparecer, logrando transformarlo en más famoso y reconocido.

Nadie lo recuerda mientras se dedica a vivir, pero es seguro que lo llaman cuando están por morir.

Aun quien dice la hora o menciona los días habla de él, para luego negar que alguna vez existiera un tal Jesús, asesinado por quienes no soportan a quien dice lo que piensa y hace lo que dice. 

1 comentario:

Kelly Ferreyra dijo...

Cuanta razón, me hiciste llorar. Hermosiiisimo, nada mejor para leer.