jueves, 25 de marzo de 2010

¡Guacha a los padres!

Los mendocinos encontraron la manera de enfrentar el problema de los gurises menores retobados que no tienen control ni se puede controlarlos. No es que descubrieron la pólvora, les digo, pero fueron los primeros que se animaron a poner en papel lo que muchos, pero muchos argentinos hace tiempo pensamos, y queremos que suceda: castigar a los padres de los gurises.
En otras palabras, hacer responsables a los responsables. Para esto, algunos legisladores mendocinos presentaron un proyecto de ley que establece multas y trabajo social forzado a los padres de los menores que ingresan ilegalmente a los clubes nocturnos bailables, toman y compran bebidas alcohólicas, se ratean de las escuelas, o hacen lío en las calles.
La multa puede llegar a 3 mil pesos, dependiendo en qué delinquen los gurises, y el trabajo social obligatorio puede variar desde pintar una escuela hasta cortar pasto en las veredas, todo bajo la fuerte custodia que corresponde, y bajo la pena de cárcel por no cumplir con alguna de las penas.
Esto, como dice la ley, lo deben cumplir los padres a quienes corresponde la responsabilidad de la educación moral de los jóvenes. Según se sabe, el proyecto de ley no prevé un juicio previo sino que bajo la prueba de delincuencia en el acto (in fraganti), el menor es detenido hasta que el padre o tutor venga a retirarlo, y allí se le notifica la pena que debe cumplir el padre del infractor.
Perfecto. Nada mejor que eso.
Simplemente excepcional, porque el gurí está bajo la custodia de sus progenitores o tutores desde que tiene cero años. Es decir, todo lo que es cuando tiene cinco, ocho, doce, quince, y diecisiete, es total responsabilidad de los que los tuvieron como hijo o hija desde que vio la luz de este mundo por primera vez y no sabía lo que era una play, una wii, una tele, un celular, o un Black Berry. Entonces, el argumento actual que afirma: “no sé qué hacer con el nene, está incontrolable”, o “la nena se tira cada día un vago diferente y bueno es así, los tiempos cambian”, o “hoy es diferente, los chicos vienen más vivos”, o “el nene violó a la vecinita con su amiguito, jajajaj, ¡qué terrible que es!” o “una birrita no le hace mal a nadie, dejále que tome” o “el se fuma su fasito como todos, ¿qué tiene de malo?” o “no seamos milicos, che, hoy estamos de mente más abierta” o “¿para qué le voy a enseñar que haga todo lo bueno si después el compañerito de la escuela le enseña todo lo malo?” o “yo lo eduqué bien pero la sociedad lo cambió”, no tiene ninguna validez, sencillamente porque si hoy no podés hacer nada con tu nene es porque nunca lo hiciste y dejaste que te domine y haga lo que quiera desde que tiene cero años, y si tu nene mató al otro chocándole con la moto cuando tenía dieciséis años es porque vos le compraste la moto y le dejaste andar como un animal por la calle.
Es verdad lo que dicen los defensores de los derechos humanos: el menor no tiene la culpa de haber sido maleducado. La tienen los padres. Ojalá los mendocinos nos den el ejemplo y aprueben la ley. ¡Guacha a los padres!

No hay comentarios: