miércoles, 20 de enero de 2010

Gurisito


De piel forjada entre río, cielo y sol, zambulle y salta olvidándose la vida. Solo, inmerso en el silente mundo de las luces del ocaso deshoja las horas sin desdicha. Trigueño desde el pelo hasta la última rendija, saborea el agua, ríe los momentos, olvida los días.
La arena a un tiro de piedra, junto a las cañitas, el balde y las mojarras, espera paciente, llena de huellas, caricias del aire, veraniega, dorada. Ya vendrá cuando el fresco lo arrastre para disfrutar la ausencia de todos, sentado como un ovillo, bajando el ritmo, pestañeando el sueño.
Pero no hay hora ni dueño, el tiempo es suyo, acá no hay gritos ni reclamos, ni tareas de gurí, cuidador, hijo o hermano. Acá los árboles son las paredes, la orilla la cama, y las primeras estrellas la cobija del alma. Acá no hay burlones de sueños, y es una sonrisa soñar con ojos abiertos, que la luna bajará a besarse con el río mientras el horizonte esconde al sol celoso y sombrío, y el aire dibuja estelas como violines de un grillo. Acá la piel no necesita retazos que le den un brillo, para mendigar una mirada o un atisbo, acá tiene sus ojos en el cielo y en la brisa sus manos con infinitos mimos. Acá sólo es gurí de morena silueta que el atardecer lo transformó en un dorado de solitarias piruetas, que el agua lo moldea, lo seduce, lo amarra, mientras el mundo corre vano a un lado, y el sueña ser mitad gurí mitad mojarra.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Volvé gurisito :(

Anónimo dijo...

Gurisito mosho mio, bichito de mi alma....