lunes, 20 de diciembre de 2010

Días sin vos – Decir, sin decir

Adonde quiera que voy disfruto de los dichos y expresiones típicas que dan vueltas entre las conversaciones, vagando en el tiempo con una enorme carga cultural, que vive sin fin de boca en boca, de charla en charla.
Vos sabés que me gusta prestar atención a eso, y que cuando hablo uso algunas expresiones que robé andando por ahí, y sin darme cuenta me veo explicando con mucho gusto lo que quise decir.
Acá tienen muchísimos regionalismos que cada uno reconoce y decodifica naturalmente, no sólo por la costumbre de charlar con ellos sino también porque las palabras viven, aunque para algunos son simples códigos fríos y muertos, que sirven a su propósito y vuelan para desaparecer.
"¡No seas malo!" es una estas expresiones que utilizan constantemente cuando quieren expresar que no pueden creer algo que alguien hizo o que causó. Y como generalmente no se puede creer lo que algunos hacen o dicen, entonces la expresión aparece a menudo y transforma en "¡n’ sea maa!", algo que ocurre en muchos dichos populares del castellano, en los que algunas sílabas desaparecen o son tácitas.
A nosotros nos pasa con "ta’ loco vo’" o con "yaguá" que se convierte en un "yág!" cuando hablamos rápido, o con "itavýa" que se transforma "juíta!", y así sucede que los que nos escuchan piensan que estamos hablando en otro idioma, o que todas las palabras que usamos son de origen Guaraní. Debe ser difícil para alguien que se instala a vivir en Iguazú o en algún otro pueblo de Misiones, y se rehúsa a interpretar nuestro lenguaje. Quizás como lo es para cualquier misionero que no quiere entender el lunfardo de alguna otra provincia.
Así pasa que cuando queremos explicar algo y tenemos en frente un público diverso, utilizamos el castellano más "común" que podemos para ser comprendidos por todos. Pero el inconveniente aparece justamente cuando ni el español más conocido o simple cae en oídos que pretenden escuchar sólo lo que conocen y desprecian cualquier otra expresión.
Recuerdo que frecuentemente hablábamos de esto, y me gustaba contarte las veces que intenté mejorar la comunicación en los lugares en donde trabajé, y que desafortunadamente mi precario castellano, quizás el más común de todos, solía caer en oídos que hacían que entendían guaú, pero en el momento de aplicar lo compartido se hacían los ñembotavy y la comunicación seguía igual o peor. Entonces, si bien las formas son muy importantes, y la responsabilidad en la comunicación es compartida entre el emisor y el receptor, las expresiones, sean cual fueren, son las menos culpables, porque explicar lo que sea tiene miles de figuras y orígenes, y puede variar de kilómetro a kilómetro y de persona a persona en el mundo, al menos que se quiera expresar un "te amo", la única expresión universal que se dice sin decir.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nunca fui buena para entender :(

Anónimo dijo...

Mientras tu imaginación esté conmigo, me rescate y me lleve a un lugar tan hermoso y lejano casi como un paraíso. Seguro encontraremos la libertad, el recuerdo, el presente y quizá, lo que vendrá. YLY